IGF-1: Factor de crecimiento insulínico

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El Factor de Crecimiento Insulínico tipo 1 (IGF-1), también llamado somatomedina C, es una hormona o péptido de aproximadamente 70 aminoácidos en su cadena con parte de su estructura molecular muy parecida a la insulina (cerca de la mitad de su cadena de aminoácidos), por lo que tiene muchas funciones similares a ésta, como participar en el crecimiento infantil (especialmente durante la pubertad) y en el adulto produce efectos anabolizantes. En el cuerpo humano, la IGF-1 es liberada por muchos tejidos (incluyendo la placenta, corazón, riñón, pulmón, páncreas, hipófisis, cerebro, músculo, entre otros) y puede ejercer su acción en muchas células del organismo (casi todas). Sin embargo, el hígado es el principal órgano encargado de liberar esta hormona, por estímulo de la hormona de crecimiento (GH).

Índice

    Funciones

    Aunque para ejercer su acción en los tejidos debe unirse a su receptor específico llamado (IGF1R), estudios han demostrado que también puede unirse a los receptores de insulina por su gran parecido estructural con esta molécula.

    Entre los principales factores que inhiben la liberación de la IGF-1, se encuentran la desnutrición y las alteraciones en la liberación o señalización de la hormona de crecimiento. Sin embargo, otros factores que pueden intervenir en la secreción de GH e IGF-1 son la genética, el ritmo circadiano, edad, sexo, raza, niveles de estrés, ejercicio, estado de salud general, entre otros.

    En condiciones normales, el cuerpo humano produce aproximadamente 30mg de IGF-1 durante el día, esta producción es máxima en la adolescencia y comienza a disminuir progresivamente a partir de los 30 años. Los fallos en la producción o acción del IGF-1 producen deficiencias en el crecimiento, que pueden ir de trastornos leves a severos. Por el contrario, estudios recientes han demostrado que niveles elevados de IGF-1 o alteraciones en su ruta de señalización, están relacionados con el desarrollo de ciertos tipos de cáncer.

    El IGF-1 tiene un importante efecto anabólico en el organismo, por lo que en la actualidad es ampliamente utilizado por los fisicoculturistas. Entre los efectos de la IGF-1 similares a la insulina se encuentran el transporte intracelular de glucosa, aumento de la síntesis de glucógeno intramuscular, favorece la pérdida de grasa ya que estimula la lipogénesis, que promueve el uso de la grasa como fuente principal de energía.

    como funciona igf1

    Es importante destacar que la hormona de crecimiento necesita de la acción de la IGF-1 para realizar algunas de sus funciones, entre ellas se encuentran favorecer la movilización de grasas (liberación de ácidos grasos a partir del tejido adiposo), lo cual potencia las funciones comentadas anteriormente.

    De igual forma, la GH a través de IGF-1 permite aumentar la síntesis de proteínas, ya que además de favorecer la absorción de aminoácidos permite incrementar directamente la transcripción y translación del ARN mensajero. De igual forma, la GH a través de la IGF-1 disminuye el catabolismo de proteínas. Estas funciones favorecen la formación de masa muscular al tiempo que aumentan la fuerza del músculo existente.

    Al ser un anabólico, la IGF-1 mejora el tono de la piel y permite conservar un aspecto joven, ya que es capaz de estimular la formación de colágeno. Aunque la IGF-1 favorece la recuperación muscular luego del ejercicio, induce el sueño, por lo que la persona puede sentirse muy somnolienta todo el día.

    Otro efecto importante es que la IGF-1 estimula la formación de vasos sanguíneos, lo cual facilita el aporte de oxígeno y nutrientes a los músculos y órganos vitales. Otro efecto menos estudiado es el fortalecimiento de los huesos y nervios, aunque está demostrado que la IGF-1 favorece la reparación de lesiones (especialmente las que producen daño del tejido nervioso).

    Una ventaja importante que ofrece la IGF-1 respecto a la hormona de crecimiento es que su afinidad por las células musculares es mayor que su afinidad por las células formadora de hueso, por lo que favorece la formación y crecimiento de la masa muscular sin estimular de forma excesiva el crecimiento del hueso, contrario al efecto de la hormona de crecimiento, que si tiene gran afinidad por el tejido óseo.

    Hgh (hormona del crecimiento) y IGF-1

    La secreción de la hormona del crecimiento se realiza en la glándula pituitaria, a través de diferentes hormonas y se produce sobre todo durante la noche mientras dormimos. También se utiliza en el deporte para estimular el crecimiento hormonal y disminuir la grasa corporal.

    Aunque hay diversas teorías sobre de qué forma la hormona del crecimiento actúa para provocar estos efectos de desarrollo muscular, lo que sí está claro es que el factor de crecimiento insulínico tiene un papel importante en la forma en la que esta primera hace su función, y que los niveles de este factor se elevan en gran medida cuando aumenta la HC.

    ¿Cómo se utiliza?

    La IGF-1 es utilizada por algunos deportistas mediante inyecciones subcutáneas (en el tejido graso), por lo que generalmente son aplicadas en el abdomen, muslos o glúteos; sin embargo, algunos deportistas se la administran a través de inyecciones subcutáneas en los bíceps u hombros. De igual forma, el IGF-1 puede inyectarse sólo o mezclado con otros péptidos en la misma inyección (aunque en la mayoría de los casos no es necesario).

    La dosis habitual es entre 20 y 50 mcg (microgramos) al día divididos en 2 inyecciones. Se recomienda que la primera inyección se realice en ayunas y la segunda media tarde, o antes de realizar entrenamientos de fuerza, ya que su vida media es aproximadamente 10 minutos. Estas inyecciones deben aplicarse por aproximadamente 8 a 12 semanas.

    Utilizando este esquema los expertos aseguran que el deportista puede ganar aproximadamente 1 kg de masa muscular (masa magra) por cada dos semanas de tratamiento. Es importante destacar que, en la actualidad, está disponible como IGF-1 LR3, el cual es una modificación artificial del IGF-1 con una cadena de aminoácidos más larga y mayor vida media (12 horas aproximadamente).

    Aunque la IGF-1 es una hormona que se encuentra normalmente en el cuerpo, su uso excesivo puede producir ciertos efectos secundarios, entre los cuales se encuentran letargo (disminución del estado de consciencia) después de las inyecciones debido a la disminución de la concentración de glucosa en sangre, sensación de hormigueo en manos y pies, malestar gastrointestinal (existen muchos receptores en el intestino), náuseas, dolor de cabeza, entre otras.

    Recomendaciones

    Antes de recurrir a las inyecciones de IGF-1 se debe consultar con expertos, tanto médicos como entrenadores, ya que de esta forma se puede determinar realmente la dosis y plan de inyecciones para cada persona de acuerdo con sus objetivos.

    Es importante recordar que este suplemento no está regulado para la venta en muchos países, por lo que antes de decidir utilizarlo es recomendable revisar las leyes de cada país. De igual forma, el coste de este producto puede llegar a ser bastante elevado.

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